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Una habitación mediana aproximadamente de cuarenta metros cuadrados con un suelo de parquet de madera  sintético imitando la madera de un nogal, paredes pintadas de ocre claro pero apenas reconocible debido a la gran cantidad de estanterías de roble oscuro tirando hacia claro con libros, el techo es de color blanco pero con algunas zonas desgastadas por culpa del paso del tiempo. Una pequeña ventana da visión a una gran ciudad llena de elegantes y modernos edificios que como mucho alcanzan la altura de tres pisos, muchos tienen en su jardín una enorme piscina. Mirando las vistas desde el interior de la habitación se aprecia a su derecha una enorme butaca marrón que dejaría al más moderno entristecido y hundido durante décadas. Acompañada a su derecha con una mesita de forma redonda donde poder poner una lámpara y apoyar algún libro junto con una taza de café.  El asiento se encuentra torcido de forma que la parte de atrás del respaldo se encuentra dando la espalda a la esquina de la habitación más cercana a la ventana y en efecto a la derecha.  Debajo de ambos bienes hay una alfombra de mediana amplitud  tapando gran parte del suelo de esa esquina, de un color rojo acercándose al marrón con dibujos de rosas apenas diferenciables del fondo. Una gran lámpara cuelga del techo en mitad de la habitación, sus bombillas cubiertas por un cristal amarillento en forma de campana, sus hierros de color dorado oxidado asquearían al más joven. Por último destacable de la habitación: Una puerta del mismo tipo de madera que las estanterías colocada en la parte contraria a la ventana, junto a ella un interruptor con una carcasa negra y con un único botón para encender y apagar.

En el centro de la habitación se encuentra un hombre de unos cincuenta y  seis años, su rostro arrugado pero alargado que comparte simpatía y amabilidad. Caracterizado por su mirada perdida que muestra nula visión en sus ojos azules claros y medianos, acompañados con unas cejas casi finas de color castaño como su pelo, apenas corto llevado de forma despeinada. Unos labios finos que enternecerían hasta al más malvado con una sonrisa afable. Su nariz ligeramente puntiaguda, sus orejas medianas y poco resaltables.  Su aspecto físico delgado y débil, sus manos llenas de pequeñas cicatrices y en la derecha siempre sosteniendo su bastón que hace la función que sus ojos no pueden.  Vestido con una camisa de rayas blancas y azules  puestas de forma vertical, sus pantalones de tela negros con un cinturón marrón combinado con sus zapatos del mismo color. Es totalmente visible gracias al gesto que tiene siempre de meterse la camisa por dentro de los pantalones. Los complementos más destacables de él son el bastón, un audiófono para “sordos” en su oído derecho y finalmente un reloj de plata que heredó de su padre.

Seguramente hace muchos años atrás él fue alguien bien plantado que podía conquistar a la mujer que quisiera, pero el paso del tiempo le ha hecho aparentemente envejecer más de la cuenta y ahora es un adorable hombre gastado por el tiempo.

 

El hombre se acercó a la butaca y se sentó cuidadosamente, puso su bastón entre sus piernas y se llevó la mano derecha al audífono apretándolo suavemente, empezó ha hablar. Una voz algo desgastada pero que transmite confianza y bondad.

 

- Buenos días chicos, bajadme por favor y acompañadme a por mis gafas de visión si no es molestia. – Se notó como la parte de la alfombra situada debajo de la butaca no estaba unida al resto y entonces como un ascensor descendió lentamente el asiento con el hombre sentado en él. Una vez se encontró lo suficientemente alejado de la trampilla está se cerró sola, quedando únicamente en esa parte de la habitación la mesita con la alfombra.

 

Mientras bajó un enorme silencio se apreció y inquietó al protagonista, como una hormiga montada en una pluma. Cuando llegó a su destino, escuchó como una puerta se abrió frente a él, estiró su brazo con el puño abierto, entonces notó como unas gafas con una forma parecida  a las de bucear con una goma elástica de  para asegurarlas bien en la cabeza cayeron en su mano, alguien le cedió dicho objeto. Se las colocó con la ayuda de ambas manos y poco a poco pudo empezar a visualizar su alrededor, su vista se iba restaurando. Él se levantó sin dejar de mirar a su derecha, al pasar medio minuto se reconoció en un espejo con sus gafas completamente de color negro, sus ojos escondidos detrás de un vidrio azul que cuenta por sus alrededores con pequeñas piezas informáticas. Giró la cabeza hacía su izquierda y esbozó una pequeña sonrisa al ver dos robots.

Ellos miden aproximadamente un metro de altura y las extremidades están separadas por tubos de algún tipo material flexible, ha cada medio centímetro tienen un relieve en forma de aro. Tienen una cabeza con forma cubo colocado al revés, pero en vez de tener un agujero tienen una forma circular cerrando por completo la cabeza. Los ojos de las criaturas son siniestros, intentando imitar los humanos con una pupila y un fondo completamente azul. En los laterales de la parte superior tienen dos agujeros con algún sistema que reconoce la voz de su creador y son capaces de interaccionar de forma vaga con el protagonista. Sus bocas no son más que un altavoz completamente rectangular situado en la parte inferior del rostro en el centro. Su torso parecido al de un hombre con la diferencia que ha sido ajustado a sus tamaños como los pies, planos pero gruesos con forma de zapato. En la cintura un calzoncillo cerrado hecho con un material parecido al metal como el resto del cuerpo. Las manos están hechas como las de las personas pero entre dedo y puño hay tubos exactamente iguales que los separadores de extremidades pero mucho más pequeños, también los pies comparten esta característica para separar los dedos. Los brazos y piernas son parecidos a los separadores, no tienen relieves ni tampoco flexibilidad, son hechos del mismo material que el resto.

 

– Señor ¿En qué podemos ayudarle? – Respondieron ambos robots.

 

Él miró su alrededor mientras se rascó la barbilla encorvado para poder ver la cara de sus creaciones de cerca en un pasillo corto con el suelo y las paredes hechas de paneles de metal, las únicas salidas son el ascensor y otra puerta que se encuentra abierta, desde el lugar de ellos se puede observar parte de la sala llena de maquinarías y ordenadores gigantescos.

 

– Por favor preparad el prototipo RIT1. ¿Podéis hacerlo muchachos? – Se reincorporó volviéndose a mirar en el espejo.

 

– Señor, según la base de datos hay un 30 por ciento de posibilidades que el prototipo pueda fallar en cualquier momento – Informaron ambos robots.

 

– Oh… ¿Qué está ocasionando ese por ciento? – Dijo preocupado.

 

– Señor, temo comunicarle que el sistema de vuelo es muy inestable y podría ocasionarle la muerte o la fractura de algún hueso. – Advirtieron ambos robots sin hacer ningún tipo de movimiento.

 

– Vaya… Es una pena… Tendré que hacerle algún cambio a los propulsores y los estabilizadores de vuelo… Gracias. –  Después de eso pasó entre los dos ayudantes apoyando cada mano en un hombro de ellos de forma amistosa con una sonrisa esbozada. Ambos robots se mantuvieron en silencio y sin moverse.

 

La sala aparenta tener toda la tecnología del mundo recogida en ese lugar: Ordenadores gigantescos, muchos robots asignados cada uno a una tarea, brazos enormes para trabajar con hardware, planos virtuales  y una enorme plataforma en el centro con sus propios brazos mecánicos.

El protagonista se encuentra en el centro posicionado enfrente de la plataforma con su sonrisa más sincera.

 

– Por favor, preparad el RIP1, programadlo para tener una versión virtual del alcantarillado de la ciudad, desactivad el modo vuelo y controlad la ciudad por si necesito ayuda.

 

– Señor Andrew, hemos detectado un atraco en uno de los bancos de la ciudad, han muerto varios rehenes y la policía no ha entrado. – Dijeron varios de los robots más cercanos al protagonista, uno de ellos le entregó una Tablet modificada ligeramente por Andrew en la que un mapa virtual del banco se mostraba, indicando en rojo la posición de las personas y en azul las armas para distinguir a los criminales. Una flecha indica la alcantarilla más cercana conforme el mapa se aleja del banco.

 

–  RIP1 Programado. ¿Activar? – Preguntaron todos los robots de la sala.

 

–  Activar. -  Se giró poniéndose de cara a la plataforma y frotándose las manos con una sonrisa de oreja a oreja.

 

Aparecieron tres agujeros en la máquina, dos ellos rectangulares y uno circular, mucho más grande que los otros. De los dos primeros emergieron dos espadas de un tamaño descomunal  con una montura de semicírculo decorada con pinchos, en la parte inferior del mango un agujero que aparenta encajar con algo, la hoja hace forma de media luna, gruesa como su montura pero letal y aterradora en todos los aspectos, tiene unas palabras grabadas en ambas caras pero las dos armas no llevan lo mismo escrito, la primera dice “Justice” (Justicia) mientras que la otra “Law” (Ley). El grosor se debía a los microchips que las espadas llevan ocultos en su interior, haciéndolas programables únicamente por RIT1, también el extraño material utilizado para su creación. Andrew esta totalmente impacientado a la vez que excitado, mantiene su mirada centrada en el agujero circular, no pudo evitar expresar su emoción en su rostro, marcando aún más todas sus arrugas al observar que RIT1 estaba subiendo por el agujero. Finalmente sucedió, está ahí como una obra maestra; La quinta sinfonía de Andrew; Un robot fabricado con el mismo material que las espadas por ello lleva una armadura gruesa con un estilo moderno pero inspirada en las medievales, su cabeza siniestra parecida a una calavera con ojos idénticos a lo de los demás robots, excluyendo que este modelo no lleva las pupilas. En su espalda un enorme relieve con los propulsores desactivados y encima de estos dos encajes sobresaliendo donde colocar las espadas, en los guantes dos enormes ganchos recogidos, en el momento que se deban utilizar se abrirán y saldrán disparados con un cable fuerte y resistente, capaz de levantar al prototipo, también lleva los estabilizadores de vuelo, desactivados. Por la cintura un extraño hierro que recordará al más amante de la época medieval a las cadenas donde se sujetaban las mazas, pero estos eran extraños debido de nuevo a su grosor, en su interior hay también cientos de microchips. Los brazos recubiertos de pequeñas plataformas que ocultan letales ametralladoras. Toda la armadura está preparada para una total y cómoda movilidad. El color de ella es de un grisáceo metalizado a pesar de que el verdadero material no es el metal.

La armadura se puso de espaldas a Andrew, como una puerta moderna toda la espalda del robot se abrió, está preparada para tener a una persona en su interior controlándola con la ayuda de la base de datos que él había creado. Se retiró las gafas y pidió ayuda a los robots para que lo guiasen hasta el interior del prototipo, una vez en el lugar esté se cerró y Andrew recuperó la vista.

 

– Hmm… – Murmuró satisfecho y sorprendido por su creación.

 

Es el banco más pequeño de la ciudad pero en su interior se encuentran unos peligrosos criminales armados con fusiles de asalto y chalecos antibalas, sus rostros tapados por un pasamontañas de color negro. El edificio cuenta con una amplia bienvenida en la entrada, asientos largos y arbustos detrás de ellos adornando la entrada, al llegar a la recepción se aprecian dos puertas, una da acceso al baño que es para uso exclusivo de los empleados y el otro al de cámaras. Detrás de la recepción la tentación del grupo criminal; la cámara acorazada, abierta por ellos con el dinero guardado en las mochilas largas que portaban todos, deben de haber robado unos cincuenta mil. La policía local rodea el lugar pero ellos amenazan con seguir la matanza para la poca fortuna de los rehenes.

Los ladrones escucharon gritos en la parte exterior del banco, uno de ellos se asomó por la ventana y apreció como todos policías se retiraron, dejando sus coches en el lugar.

 

– Tíos, tíos, han huido, no han podido con la presión. – Empezó a reírse mientras gritaba - ¡Somos jodidamente ricos! – Todos empezaron a reírse, bajando sus fusiles de asalto y dejando de prestar atención al entorno.

 

Entonces vieron una enorme figura con forma de cuerpo humano pero mucho más grande de lo normal, todos alzaron sus armas apuntando a la puerta sin saber lo que había detrás de ella, imaginaron que era un efecto de alguna sombra y que realmente había un policía detrás de ella preparándose para entrar. La puerta se abrió y la aterradora armadura del RIT1 hizo rendirse a todos menos a uno que corrió hasta un rehén, situándose detrás de él y apuntándolo con una pistola en la cabeza que sacó al dejar caer su fusil de asalto. Todos se mantuvieron en silencio durante segundos pero entonces Andrew habló pero su voz no es reconocible, el prototipo lleva un dispositivo de modificación de voz que la hace mucho más grave de lo normal.

 

–  Ríndete y suelta a los rehenes – Se llevó las manos a la espalda, manteniéndolas cerca de las espadas, la cadena de su cinturón subía por su retaguardia hasta unirse con los agujeros de los mangos de las armas.

 

–  ¿Esto es una puta broma? ¡Ahora la policía manda a chiflados disfrazados! – Dijo el criminal con un tono de duda e indecisión sin dejar de mirar al robot que llevaba dentro a Andrew. – Panda de gilipollas, coged las armas y matad a este imbécil.

 

Andrew suspiró, tiene la adrenalina subida, suda como nunca en el interior del prototipo pues se siente emocionado y contento por haber llegado hasta el lugar sin sufrir problemas pero tiene miedo a tener que cargar con víctimas, no está preparado ni siquiera para ser el héroe de la ciudad, su egoísmo por comprobar la eficacia y tecnología de su robot le han llevado a encontrarse entre la espada y la pared; Su visión junto con la programación de RIT1 son capaces de apuntar a la cabeza del criminal y terminar con su vida sin darle tiempo a reaccionar gracias a las ametralladoras situadas en sus brazos pero entonces debería de cargar con un muerto sin saber porque el hombre llegó hasta el punto de atracar un banco, pero también arriesgaba las vidas de los rehenes… “¡Tenía que haber creado un arma no letal para el ante brazo izquierdo! “ Pensó Andrew mientras su mirada fija en el criminal. En la pantalla del interior del robot tiene una visión azulada marcada con los objetivos que puede apuntar y las diferentes opciones para atacarles, también un contador de batería que se encuentra al máximo, está preparado para mantenerse encendido entre uno y tres días. El casco le proporciona una ventaja más, puede mantenerse permanente conectado y en comunicación con su base de datos.

 

–  ¿Uno de los ganchos podría retirarle el arma al criminal? – Preguntó Andrew a la base de datos elevando el brazo derecho hasta tenerlo apuntando directamente al arma del delincuente.

 

– Si señor – Contestó el robot por el audífono.

 

Sin dudarlo ni un segundo activó el gancho derecho y este salió disparado hacia el arma que sostenía el atracador, cuando adelantó a la pistola se abrió y rápidamente se recogió sujetándose en el arma, lo que hizo que el delincuente perdiese el equilibrio cayendo al suelo y la arma de fuego impactase metros detrás del robot, el gancho se cerró y recogió en el guante. Andrew caminó con el prototipo hasta acercarse al criminal, le apuntó con el brazo derecho desplegando todas sus ametralladoras y dejándolas a la vista.

 

–  Pide perdón a esta pobre e inocente gente – Dijo enfadado Andrew manteniendo el brazo con todas las armas apuntando directamente a la cabeza del hombre ahora desarmado, él está asustado, intentó levantar la cabeza pocos segundos después de caer pero cuando observó todas esas armas se puso a temblar.

 

Cuando se encontró esperando a que el criminal pidiese perdón se activó en su pantalla un radar que indicó multitud de personas en forma de puntos acercándose al banco a gran velocidad, descendiendo del cielo y de vehículos, el robot no tardó en responder a su duda.

 

– Señor, se acercan los SWAT al parecer le han detectado como una amenazada en esta ciudad.

 

– ¿Puedes activar los propulsores y estabilizadores de vuelo? – Preguntó Andrew sin dudar temiendo por las vidas del banco que podían fallecer en el caso que intentasen derrotar a su robot.

 

– Señor es posible pero no … - El robot se silenció al oír la voz de su creador interrumpiéndole - ¡Hazlo, hazlo! – Andrew  lo gritó repetidas veces mientras corrió hacía la puerta, al pasarla pudo escuchar el sonido de sus propulsores activados y no dudo en salir despegado, ni si quiera le dio tiempo a visualizar si el equipo especial se encontraba rodeando el lugar debido a la gran potencia que tenía para salir volando.

 

Aterrizó en el descampado más cercano y exigió apresuradamente la extracción de él en el interior del robot y la autodestrucción del prototipo.

 

– Sacadme de aquí muchachos por favor, alejad al prototipo lo más lejano posible a la ciudad y autodestruidlo. – Mandó en un tono entristecido y a la vez de arrepentimiento. Tiene apreció por su RIT1, pero se dejó llevar por su imaginación, creando un inservible monstruo  y su corazón por poco no se paró al encontrarse en la situación del banco.

 

– Autodestrucción programada en el polo norte, hora de llegada aproximadamente las ocho de la madrugada, extracción en tres…dos…uno. – Andrew fue expulsado del interior del robot y esté salió volando hacia su objetivo.

 

Andrew se llevó la mano al oído derecho para activar el audífono, comunicó que se derrumbase la plataforma de la sala escondida en su casa y que en su lugar se construyera un asiento conectado a un ordenador mediante pantalla táctil y teclados, rodeado de pantallas. También inició nuevamente la fabricación de más robots ayudantes. Por último pidió que un vehículo llegase a su lugar con el bastón para ciegos junto con un café. 



 

Si no encontramos un buen camino siempre se puede retroceder para ir por otro.

ANDREW

ROBOT IN TESTING (Parte 1)

17:48 10/10/2013

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